domingo, 24 de marzo de 2013

Sindicalismo y educación

Hace tiempo leí la entrada en un blog sobre lo irónica que resulta ser la política fiscal en Colombia. La ironía radica, dado que se acepta de manera implícita que el sistema tributario colombiano es regresivo, en que a pesar de que a través del gasto público se busca disminuir los niveles de desigualdad de ingreso que maneja el país, al final ese gasto queda en manos de unos pocos. Dada la inflexibilidad del presupuesto general de la nación (PGN), es de esperar que la destinación de los ingresos del gobierno ya estén definidos de acuerdo a las leyes y a los intereses políticos de los agentes que participan en el proceso de asignación de recursos para las distintas partidas presupuestarias del gasto publico. Es decir, su análisis, más allá de involucrarse en el entendimiento de la dinámica comúnmente identificada con postulados económicos, involucra aspectos que se basan en la complementariedad entre política y economía. Esta disciplina es conocida como la Nueva Economía Política, e identifica el hecho de que contrario a lo que se piensa, quien toma las decisiones de política económica no es un agente benevolente que busca maximizar el bienestar  de todos los habitantes de un país sino que las políticas se llevan a cabo en un juego que confluye hacia la adopción de la política económica más óptima bajo ciertas restricciones. Esas restricciones son los intereses políticos y económicos de una multitud de agentes. La conclusión final es que la política económica que adopta un país nunca puede considerarse óptima.   



Apartándome un poco de la introducción sobre esta nueva disciplina económica, me llamo la atención una de las hipótesis planteadas  por el autor del blog que mencioné al inicio. Su ejercicio se fundamentó en la revisión de los posibles agentes que podrían ser los interesados en coaptar parte de los recursos públicos (ya sea en forma de ingreso o gasto). Lo que el autor afirma es que uno de los posibles agentes que hacen que el gasto público no pueda jugar un papel redistributivo es el gremio de los maestros. Más allá de la posible polémica que puede generar esta afirmación, es interesante hacerse una idea sobre el papel que ha jugado el gremio de los maestros en la formulación, análisis, y ejecución de la política educativa en Colombia. El análisis se centra en poder identificar una relación entre diversos indicadores educativos departamentales y nacionales y el nivel de sindicalización magisterial en el país. Todo lo anterior se enmarca dentro de la concepción de lo que es la Nueva Economía Política, dado el papel que puede jugar el sindicalismo como medio para alcanzar una política económica “optima”.   


Es de aclarar que el sindicalismo surgió junto a la industrialización como mecanismo de protección de los intereses y bienestar de los trabajadores asalariados.  En Colombia, siempre enmarcado en un contexto de violencia, el surgimiento del sindicalismo ha venido acompaño con muertes y estigmatización. El ejemplo más común es el de la masacre de las bananeras. Este fenómeno ha tenido una persistencia histórica y los maestros no han sido ajenos a ello. Según el programa presidencial de derechos humanos y derecho internacional humanitario (PPDH), entre 2006 y julio de 2011, se presentaron 118 muertes de maestros sindicalizados. 

Tabla N°1.

GRUPO AFECTADO
2006
2007
2008
2009
2010
Julio 2011
TOTAL
Docente sindicalizado
35
18
20
15
21
9
118
Sindicalista de otros sectores
25
8
18
13
16
7
87
TOTAL
60
26
38
28
37
16
205
         Fuente: PPDH 

Bajo ese entorno de violencia y estigmatización que se da a cualquier movimiento social con una visión, podría decirse, afín a ideas políticas de izquierda, los maestros se han organizado bajo el marco institucional de la Federación Colombiana de Educadores (FECODE). 

FECODE es una organización sindical fundada el 24 de marzo de 1959. Agrupa a docentes oficiales organizados en 33 sindicatos regionales, es decir, surge a través de una fusión de sindicatos departamentales. FECODE también hace parte de la Central Unitaria de Trabajadores (representando casi el 50% de sus afiliados). Como ellos mismos mencionan, sus objetivos principales son: “búsqueda del derecho a la educación gratuita, lucha por el salario profesional y en general lucha por una carrera docente digna, establecer un punto de vista en contra del neoliberalismo y las políticas de gobierno contra los intereses de los trabajadores y el pueblo colombiano.

Datos.

La finalidad de esta entrada es encontrar una relación lineal entre distintos indicadores educativos y el sindicalismo (medido a través del número de docentes oficiales afiliados a FECODE) que nos permite, aunque sea de manera parcial, intuir que el sindicalismo ha sido beneficioso para fomentar políticas educativas “optimas” dentro de un enfoque de la Nueva Economía Política, a través de su posibilidad de ejercer presión social. Dado que me estoy basando en la educación pública para realizar el análisis, la población que tengo en cuenta en los datos solamente será el sector oficial para los niveles educativos de básica primaria, secundaria y media. Entre los indicadores educativos tenidos en cuenta están  i) para el caso departamental: el número de establecimientos educativos y tasas de cobertura neta y ii) para el caso nacional: establecimientos educativos, cobertura neta, analfabetismo, años promedio de educación y gasto en educación en pesos, como porcentaje del PIB y como porcentaje del  presupuesto general de la nación.  A primera vista se puede entender que el análisis departamental está limitado por la disponibilidad de información respecto a datos que pueden ayudar a entender la situación de la oferta educativa, calidad  y recursos públicos invertidos a través de los años y en todos los departamentos.  

Para datos sobre número de maestros sindicalizados, la disponibilidad de información es más reducida. Más allá de encontrar información en reportajes periodísticos del 2007 y de información encontrada en la página web de FECODE para el año 2009, es muy difícil disponer de datos de maestros sindicalistas para un periodo amplio de tiempo. Sería interesante que FECODE pusiera a disposición información concerniente a lo mencionado e información financiera, teniendo en cuenta que cada afiliado hace un aporte de entre el 0.5% y el 1% de su salario para mantener lo que se denomina “lucha sindical”. Esto sería útil para tener una visión más amplia en cuanto a la fuerza del sindicalismo, sus bases, como se financia y poder hacer conclusiones más acordes a la realidad. Los años para el análisis son 2007, 2009 y 2011 en el caso departamental y 2002-2011 para el caso nacional.  Los datos provienen del DANE y del Ministerio de Educación Nacional (MEN).

¿Qué sucede con la educación?

El análisis de la relación entre educación y sindicalismo solo se remite a la información departamental. Para la situación nacional se realiza un análisis descriptivo de los distintos indicadores educativos.

La situación en los departamentos. 

Gráfico N°1.


Gráfico N°2. 


Para la descripción de la situación se construyó una variable que indique la penetración del sindicalismo dentro de los maestros del sector oficial. Para cada departamento se dividió el número (aproximado)  de maestros sindicalistas sobre el número total de maestros (incluyendo sector no oficial).

Este indicador se comparó con el nivel de cobertura departamental (para todos los niveles de educación) y con el número de establecimientos educativos (proxy de la oferta educativa). Teniendo en cuenta la finalidad del sindicalismo, es de esperar que entre mayor sea el porcentaje de maestros sindicalistas mejores serán los indicadores educativos. Sin embargo las gráficas anteriores muestran la situación contraria. Es necesario aclarar que el indicador del sindicalismo hay que tomarlo con cautela debido a la dificultad de poder obtener datos fiables del número exacto de maestros afiliados a los distintos sindicatos regionales por lo que las cifras aquí manejadas son aproximaciones. Esta tendencia negativa entre los indicadores educativos y sindicalismo se mantiene en el tiempo. Se debe tener en cuenta que las gráficas muestran una tendencia en promedio por lo cual se presentan casos comparativos en el que un mayor número de maestros sindicalistas significa mejores indicadores educativos.

Estos casos atípicos a las circunstancias promedio permiten inferir que dentro de los departamentos existen características propias que afectan la influencia que tienen los distintos sindicatos regionales sobre el camino que puede tomar la política educativa y esta política abarca desde disposiciones salariales, finalidades del plan de desarrollo, énfasis local de la educación de acuerdo a las necesidades del mercado laboral de cada departamento, etc.  Gobiernos locales afines a las ideas políticas del sindicato pueden significar relaciones más fluidas entre estos dos agentes afectando por supuesto la eficiencia y efectividad de las políticas educativas.

La situación en el país. 


A nivel nacional se evidencia una mejoría en los distintos indicadores educativos con el paso del tiempo. Por ejemplo, el porcentaje de personas analfabetas entre las edades de 15 años y más paso del 7.62% al 6.42% entre los años 2002 y 2011. Igualmente el número de años promedio de educación por persona paso de 8.55 años a 9.41 años durante el mismo periodo. El nivel del gasto en educación paso del 10.14 billones de pesos en el 2002 a 29.68 billones en el 2011. Esto, en porcentajes del PIB, significo pasar del 3.3% al 3.8% y en porcentajes  del presupuesto general de la nación (PGN) significo una evolución del 11.5% al 16%. Por el lado de la oferta educativa, el número de docentes paso de 304.563 en el 2006 a 309.947 en el 2011. El número de establecimientos educativos en el 2002 fue de 56.163 y pasaron a 23.365 establecimientos en el año 2011. Esta reducción en el número de establecimientos se debe a que desde el año 2001 se llevó a cabo una política de unificación de establecimientos que consistió en fusionar los proyectos educativos  de los distintos niveles educativos.

Tabla N°2. 


DOCENTES
MATRICULADOS
0.5868
COBERTURA NETA
0.5763
ANALFA. 15-24
-0.7128
ANALFA. 15 Y MAS
-0.7738
EDUCACION PROM. 15-24
-0.4042
EDUCACION PROM. 15 Y MAS
0.0465
GASTO EN EDUCACION
0.8901
GASTO %PIB
0.9360
GASTO %PGN
0.7802
ESTABLECIMIENTOS
-0.7565

La tabla n°2 muestra la correlación entre la oferta educativa, medida a través del número de maestros, y los distintos indicadores educativos. Estas correlaciones corroboran lo que se esperaría en una situación de estas: mayor oferta educativa y mejores indicadores. No se puede hablar de causalidades por lo que no se puede decir que la situación, en cuanto a la educación, ha mejorado debido a la inercia de la variables o a una política educativa “optima” o a un papel más activo del sindicato de maestros en la búsqueda de una mejor política educativa. 

Conclusiones.

Con un nivel relativo de certeza se puede afirmar que la educación, como variable meta de distintas políticas públicas, ha evidenciado mejoría en lo que respecta a oferta educativa. Digo “relativo” porque aquí no estamos teniendo en cuenta variables de calidad. Sabemos que el nivel de la calidad educativa en Colombia evaluada a través de distintos exámenes internacionales es pésima. Por otro lado, los indicadores de analfabetismo, recursos invertidos, estudiantes matriculados, etc., evidencian mejoría. ¿Podemos afirmar entonces que el sindicalismo magisterial es un palo en la rueda de la educación del país? Pienso que la situación no puede exponerse de esa manera. Aquí evaluamos la relación educación-sindicalismo de manera muy limitada debido a la poca disponibilidad de información. Faltan indicadores de inversión de recursos, evolución del analfabetismo,  y calidad, a nivel departamental, que nos permite hacer afirmaciones más certeras en cuanto a la realidad del tema. Tengo una hipótesis, y es que posiblemente el sindicato no está jugando un papel activo en la formulación de la política educativa porque el gobierno no se lo permite y precisamente esto está pasando con la educación superior del país. La política educativa en cuanto a recursos invertidos, su asignación territorial, programas educativos, pertinencia de la enseñanza en cuanto a lo que se necesita, metas, etc., la ejecuta unilateralmente el gobierno en medio de simples formalismos de socializar y dar a conocer lo que este quiere. El único papel que puede jugar entonces el sindicalismo, debido a su fuerte nivel de negociación y presión, es en temas salariales. Y a través de la escases de recursos públicos para la educación, se presente una disyuntiva entre los salarios de los maestros y recursos de inversión.

Kleiner y Petree (1988) realizan un análisis en Estados Unidos sobre cómo influye la fuerza del sindicalismo sobre sus salarios y sobre distintos indicadores educativos en los distintos estados.  Comparando el nivel de sindicalización encuentran que la negociación colectiva está asociada con altos salarios para los profesores de escuelas públicas y en general, pero no de manera uniforme en los estados, con altos rendimientos educativos  medidos a través de resultados de exámenes y altas tasas de terminación de estudios. Aunque en Colombia no se puede aplicar el análisis salarial, debido a que hay una sola política salarial independientemente del departamento donde se reside, esta es una evidencia de lo positivo que pueden ser los sindicatos en el bienestar general de una sociedad.

Puede que lo que aquí se muestra corrobore lo que se describió en la entrada del blog que hice mención al inicio. Personalmente creo que los sindicatos (no solo magisterial, sino también sindicatos que abarquen otros sectores de la economía) son una excelente herramienta dentro del mecanismo democrático de lucha de intereses y no es un ejercicio sano estigmatizarlos. No es gratis por lo tanto que países nórdicos, referentes de igualdad social en el mundo, presenten altas tasas de sindicalización en su mano de obra. 

REFERENCIAS.

Kleiner , M. M., & Petree, D. L. (1988). Unionism and licensing of public school teachers: impact on wages and education output. En R. B. Freeman , & C. Ichniowski, When public sector workers unionize (págs. 305-322). University of Chicago Press.




3 comentarios:

  1. Me parece interesante tu planteamiento. Esa relación inversa que se evidencia a nivel departamental -entre sindicalismo magisterial y cobertura escolar-, da espacio a la especulación entre si el problema será del funcionamiento de los sindicatos o si el gobierno, mediante un comportamiento apático, resulta perjudicando a la educación.
    Hay algo que no me quedó muy claro, y es la relación entre los dos aspectos que acabé de mencionar y un sistema fiscal regresivo.
    Muy buen artículo, querido.

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  2. La situación planteada (sindicalismo y educación) se relaciona con un sistema fiscal regresivo al considerar a los maestros como agentes "captadores de renta". Dado que los recursos para la educación son escasos, el costo salarial de los maestros se puede estar llevando una proporción elevada de estos recursos públicos. Con esta situación como telón de fondo, se podría pensar que la política fiscal no esta cumpliendo su función como mecanismo redistributivo. Esto es lo que plantea el autor del blog que mencione. Es un tema muy interesante de analizar.

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