Hace tiempo leí la entrada en un
blog sobre lo irónica que resulta ser la política fiscal en Colombia. La ironía
radica, dado que se acepta de manera implícita que el sistema tributario
colombiano es regresivo, en que a pesar de que a través del gasto público se
busca disminuir los niveles de desigualdad de ingreso que maneja el país, al
final ese gasto queda en manos de unos pocos. Dada la inflexibilidad del
presupuesto general de la nación (PGN), es de esperar que la destinación de los
ingresos del gobierno ya estén definidos de
acuerdo a las leyes y a los intereses políticos de los agentes que participan
en el proceso de asignación de recursos para las distintas partidas
presupuestarias del gasto publico. Es decir, su análisis, más allá de involucrarse
en el entendimiento de la dinámica comúnmente identificada con postulados
económicos, involucra aspectos que se basan en la complementariedad entre
política y economía. Esta disciplina es conocida como la Nueva Economía
Política, e identifica el hecho de que contrario a lo que se piensa, quien toma
las decisiones de política económica no es un agente benevolente que busca
maximizar el bienestar de todos los
habitantes de un país sino que las políticas se llevan a cabo en un juego que
confluye hacia la adopción de la política económica más óptima bajo ciertas
restricciones. Esas restricciones son los intereses políticos y económicos de
una multitud de agentes. La conclusión final es que la política económica que
adopta un país nunca puede considerarse óptima.
Apartándome un
poco de la introducción sobre esta nueva disciplina económica, me llamo la
atención una de las hipótesis planteadas por el autor del blog que
mencioné al inicio. Su ejercicio se fundamentó en la revisión de los posibles
agentes que podrían ser los interesados en coaptar parte de los recursos
públicos (ya sea en forma de ingreso o gasto). Lo que el autor afirma es que
uno de los posibles agentes que hacen que el gasto público no pueda jugar un
papel redistributivo es el gremio de los maestros. Más allá de la posible
polémica que puede generar esta afirmación, es interesante hacerse una idea
sobre el papel que ha jugado el gremio de los maestros en la formulación,
análisis, y ejecución de la política educativa en Colombia. El análisis se centra
en poder identificar una relación entre diversos indicadores educativos
departamentales y nacionales y el nivel de sindicalización magisterial en el
país. Todo lo anterior se enmarca dentro de la concepción de lo que es la Nueva
Economía Política, dado el papel que puede jugar el sindicalismo como medio
para alcanzar una política económica “optima”.
Es de aclarar que el sindicalismo surgió
junto a la industrialización como mecanismo de protección de los intereses y
bienestar de los trabajadores asalariados.
En Colombia, siempre enmarcado en un contexto de violencia, el
surgimiento del sindicalismo ha venido acompaño con muertes y estigmatización.
El ejemplo más común es el de la masacre de las bananeras. Este fenómeno ha
tenido una persistencia histórica y los maestros no han sido ajenos a ello.
Según el programa presidencial de derechos humanos y derecho internacional
humanitario (PPDH), entre 2006 y julio de 2011, se presentaron 118 muertes de
maestros sindicalizados.
Tabla N°1.
GRUPO AFECTADO
|
2006
|
2007
|
2008
|
2009
|
2010
|
Julio 2011
|
TOTAL
|
Docente
sindicalizado
|
35
|
18
|
20
|
15
|
21
|
9
|
118
|
Sindicalista de
otros sectores
|
25
|
8
|
18
|
13
|
16
|
7
|
87
|
TOTAL
|
60
|
26
|
38
|
28
|
37
|
16
|
205
|
Fuente:
PPDH
Bajo ese entorno de violencia y
estigmatización que se da a cualquier movimiento social con una visión, podría
decirse, afín a ideas políticas de izquierda, los maestros se han organizado
bajo el marco institucional de la Federación Colombiana de Educadores
(FECODE).
FECODE
es una organización sindical fundada el 24 de marzo de 1959. Agrupa a docentes
oficiales organizados en 33 sindicatos regionales, es decir, surge a través de
una fusión de sindicatos departamentales. FECODE también hace parte de la Central
Unitaria de Trabajadores (representando casi el 50% de sus afiliados). Como
ellos mismos mencionan, sus objetivos principales son: “búsqueda del derecho a la educación gratuita, lucha por el salario
profesional y en general lucha por una carrera docente digna, establecer un
punto de vista en contra del neoliberalismo y las políticas de gobierno contra
los intereses de los trabajadores y el pueblo colombiano.”
Datos.
La finalidad de esta entrada es encontrar una
relación lineal entre distintos indicadores educativos y el sindicalismo
(medido a través del número de docentes oficiales afiliados a FECODE) que nos
permite, aunque sea de manera parcial, intuir que el sindicalismo ha sido
beneficioso para fomentar políticas educativas “optimas” dentro de un enfoque
de la Nueva Economía Política, a través de su posibilidad de ejercer presión
social. Dado que me estoy basando en la educación pública para realizar el
análisis, la población que tengo en cuenta en los datos solamente será el
sector oficial para los niveles educativos de básica primaria, secundaria y
media. Entre los indicadores educativos tenidos en cuenta están i) para el caso departamental: el número de
establecimientos educativos y tasas de cobertura neta y ii) para el caso
nacional: establecimientos educativos, cobertura neta, analfabetismo, años
promedio de educación y gasto en educación en pesos, como porcentaje del PIB y
como porcentaje del presupuesto general
de la nación. A primera vista se puede
entender que el análisis departamental está limitado por la disponibilidad de
información respecto a datos que pueden ayudar a entender la situación de la
oferta educativa, calidad y recursos
públicos invertidos a través de los años y en todos los departamentos.
Para datos sobre número de maestros
sindicalizados, la disponibilidad de información es más reducida. Más allá de
encontrar información en reportajes periodísticos del 2007 y de información
encontrada en la página web de FECODE para el año 2009, es muy difícil disponer
de datos de maestros sindicalistas para un periodo amplio de tiempo. Sería
interesante que FECODE pusiera a disposición información concerniente a lo
mencionado e información financiera, teniendo en cuenta que cada afiliado hace
un aporte de entre el 0.5% y el 1% de su salario para mantener lo que se
denomina “lucha sindical”. Esto sería útil para tener una visión más amplia en
cuanto a la fuerza del sindicalismo, sus bases, como se financia y poder hacer
conclusiones más acordes a la realidad. Los años para el análisis son 2007,
2009 y 2011 en el caso departamental y 2002-2011 para el caso nacional. Los datos provienen del DANE y del Ministerio
de Educación Nacional (MEN).
¿Qué sucede con la
educación?
El análisis de la relación entre educación y
sindicalismo solo se remite a la información departamental. Para la situación
nacional se realiza un análisis descriptivo de los distintos indicadores
educativos.
La situación en los departamentos.
Gráfico N°1.
Gráfico N°2.
Para la descripción de la situación se
construyó una variable que indique la penetración del sindicalismo dentro de
los maestros del sector oficial. Para cada departamento se dividió el número
(aproximado) de maestros sindicalistas sobre
el número total de maestros (incluyendo sector no oficial).
Este indicador se comparó con el nivel de
cobertura departamental (para todos los niveles de educación) y con el número
de establecimientos educativos (proxy de la oferta educativa). Teniendo en
cuenta la finalidad del sindicalismo, es de esperar que entre mayor sea el
porcentaje de maestros sindicalistas mejores serán los indicadores educativos.
Sin embargo las gráficas anteriores muestran la situación contraria. Es
necesario aclarar que el indicador del sindicalismo hay que tomarlo con cautela
debido a la dificultad de poder obtener datos fiables del número exacto de
maestros afiliados a los distintos sindicatos regionales por lo que las cifras
aquí manejadas son aproximaciones. Esta tendencia negativa entre los indicadores
educativos y sindicalismo se mantiene en el tiempo. Se debe tener en cuenta que
las gráficas muestran una tendencia en promedio por lo cual se presentan casos
comparativos en el que un mayor número de maestros sindicalistas significa
mejores indicadores educativos.
Estos casos atípicos a las circunstancias
promedio permiten inferir que dentro de los departamentos existen
características propias que afectan la influencia que tienen los distintos
sindicatos regionales sobre el camino que puede tomar la política educativa y
esta política abarca desde disposiciones salariales, finalidades del plan de
desarrollo, énfasis local de la educación de acuerdo a las necesidades del
mercado laboral de cada departamento, etc. Gobiernos locales afines a las ideas políticas
del sindicato pueden significar relaciones más fluidas entre estos dos agentes
afectando por supuesto la eficiencia y efectividad de las políticas educativas.
La situación en el país.
A
nivel nacional se evidencia una mejoría en los distintos indicadores educativos
con el paso del tiempo. Por ejemplo, el porcentaje de personas analfabetas entre
las edades de 15 años y más paso del 7.62% al 6.42% entre los años 2002 y 2011.
Igualmente el número de años promedio de educación por persona paso de 8.55
años a 9.41 años durante el mismo periodo. El nivel del gasto en educación paso
del 10.14 billones de pesos en el 2002 a 29.68 billones en el 2011. Esto, en
porcentajes del PIB, significo pasar del 3.3% al 3.8% y en porcentajes del presupuesto general de la nación (PGN)
significo una evolución del 11.5% al 16%. Por el lado de la oferta educativa,
el número de docentes paso de 304.563 en el 2006 a 309.947 en el 2011. El
número de establecimientos educativos en el 2002 fue de 56.163 y pasaron a
23.365 establecimientos en el año 2011. Esta reducción en el número de
establecimientos se debe a que desde el año 2001 se llevó a cabo una política
de unificación de establecimientos que consistió en fusionar los proyectos
educativos de los distintos niveles
educativos.
Tabla N°2.
DOCENTES
|
|
MATRICULADOS
|
0.5868
|
COBERTURA
NETA
|
0.5763
|
ANALFA.
15-24
|
-0.7128
|
ANALFA.
15 Y MAS
|
-0.7738
|
EDUCACION
PROM. 15-24
|
-0.4042
|
EDUCACION
PROM. 15 Y MAS
|
0.0465
|
GASTO
EN EDUCACION
|
0.8901
|
GASTO
%PIB
|
0.9360
|
GASTO
%PGN
|
0.7802
|
ESTABLECIMIENTOS
|
-0.7565
|
La tabla n°2 muestra la correlación entre la
oferta educativa, medida a través del número de maestros, y los distintos
indicadores educativos. Estas correlaciones corroboran lo que se esperaría en
una situación de estas: mayor oferta educativa y mejores indicadores. No se
puede hablar de causalidades por lo que no se puede decir que la situación,
en cuanto a la educación, ha mejorado debido a la inercia de la variables o a
una política educativa “optima” o a un papel más activo del sindicato de
maestros en la búsqueda de una mejor política educativa.
Conclusiones.
Con un nivel relativo de certeza se puede
afirmar que la educación, como variable meta de distintas políticas públicas,
ha evidenciado mejoría en lo que respecta a oferta educativa. Digo “relativo”
porque aquí no estamos teniendo en cuenta variables de calidad. Sabemos que el
nivel de la calidad educativa en Colombia evaluada a través de distintos
exámenes internacionales es pésima. Por otro lado, los indicadores de
analfabetismo, recursos invertidos, estudiantes matriculados, etc., evidencian
mejoría. ¿Podemos afirmar entonces que el sindicalismo magisterial es un palo
en la rueda de la educación del país? Pienso que la situación no puede exponerse de esa manera.
Aquí evaluamos la relación educación-sindicalismo de manera muy limitada debido
a la poca disponibilidad de información. Faltan indicadores de inversión de
recursos, evolución del analfabetismo, y
calidad, a nivel departamental, que nos permite hacer afirmaciones más certeras
en cuanto a la realidad del tema. Tengo una hipótesis, y es que posiblemente el
sindicato no está jugando un papel activo en la formulación de la política
educativa porque el gobierno no se lo permite y precisamente esto está pasando
con la educación superior del país. La política educativa en cuanto a recursos
invertidos, su asignación territorial, programas educativos, pertinencia de la
enseñanza en cuanto a lo que se necesita, metas, etc., la ejecuta
unilateralmente el gobierno en medio de simples formalismos de socializar y dar
a conocer lo que este quiere. El único papel que puede jugar entonces el
sindicalismo, debido a su fuerte nivel de negociación y presión, es en temas
salariales. Y a través de la escases de recursos públicos para la educación, se
presente una disyuntiva entre los salarios de los maestros y recursos de
inversión.
Kleiner y Petree (1988) realizan un análisis
en Estados Unidos sobre cómo influye la fuerza del sindicalismo sobre sus
salarios y sobre distintos indicadores educativos en los distintos
estados. Comparando el nivel de
sindicalización encuentran que la negociación colectiva está asociada con altos
salarios para los profesores de escuelas públicas y en general, pero no de
manera uniforme en los estados, con altos rendimientos educativos medidos a través de resultados de exámenes y
altas tasas de terminación de estudios. Aunque en Colombia no se puede aplicar
el análisis salarial, debido a que hay una sola política salarial
independientemente del departamento donde se reside, esta es una evidencia de
lo positivo que pueden ser los sindicatos en el bienestar general de una
sociedad.
Puede que lo que aquí se muestra corrobore lo
que se describió en la entrada del blog que hice mención al inicio.
Personalmente creo que los sindicatos (no solo magisterial, sino también
sindicatos que abarquen otros sectores de la economía) son una excelente
herramienta dentro del mecanismo democrático de lucha de intereses y no es un
ejercicio sano estigmatizarlos. No es gratis por lo tanto que países nórdicos,
referentes de igualdad social en el mundo, presenten altas tasas de
sindicalización en su mano de obra.
REFERENCIAS.
Kleiner , M. M., & Petree, D. L. (1988). Unionism and licensing of public school teachers: impact on wages and education output. En R. B. Freeman , & C. Ichniowski, When public sector workers unionize (págs. 305-322). University of Chicago Press.
Kleiner , M. M., & Petree, D. L. (1988). Unionism and licensing of public school teachers: impact on wages and education output. En R. B. Freeman , & C. Ichniowski, When public sector workers unionize (págs. 305-322). University of Chicago Press.